¿Sabrías reconocer las Partes del Self que están activas cuando tu coachee experimenta una dificultad de decisión o avance?
Los modelos humanistas se refieren a las Partes del Self o partes de la Experiencia Integradas como Perspectivas. El Self es plural y todas las personas tenemos dentro muchos “yoes”. No somos la misma persona en una ceremonia que en una cena con amigos. Ni tampoco en una reunión con un cliente que negociando la hora de llegada con nuestro hijo adolescente. Nuestras emociones nos ayudan a organizarnos de forma diferente para relacionarnos de forma eficaz en cada contexto. Ante un reto o desafío puede haber una perspectiva concreta o una combinación de varias perspectivas que nos permitan acceder a recursos relevantes y nos acerquen más al éxito.
El problema surge cuando una o varias Partes del Self o de la Experiencia están Escindidas o no integradas. Esta escisión o división se fragua generalmente por experiencias contradictorias en nuestros vínculos tempranos. Corregimos nuestra experiencia emocional para preservar el vínculo. Por ejemplo, me siento mal cuando me enfado legítimamente con mi madre por tener una actitud intrusiva en mi vida y eso hace que mi madre se disguste conmigo. Cómo resultado una parte de mi comienza a interrumpir activamente mi enfado cada vez que mi madre transgrede un límite importante para mi. En este caso tenemos una madre intrusiva y que no respeta límites pero al menos es predecible.
En los casos más graves aparecerán subpersonalidades muy disociadas. Por ejemplo, cuando un cuidador no es predecible, nos provocará emociones que pivotan sobre necesidades totalmente contrapuestas. Por ejemplo, un padre inestable del que a veces necesito afecto y protección y otras veces huir. No lograré integrar esos dos padres, ni tampoco los dos hijos en los que yo me convierto para sobrevivir dependiendo de cómo esté él.
Cuando una Parte del Self escindida está activada, incluso en el caso de escisiones poco graves, será difícil acceder a las emociones y necesidades de las otras Partes. Nos dificulta posicionarnos como un observador empático de nuestras emociones y necesidades en conflicto. Por ejemplo, no romperemos una relación abusiva con una pareja porque una parte nuestra tiene una necesidad excitada de sentir conexión con esa persona y otra parte, que está enfada con con ella por el daño recibido, necesita poner un límite o incluso alejarse para no consentir ese mal trato. En consecuencia no logramos integrar ambas partes para tomar la decisión más coherente con quién realmente somos y que más pueda acercarnos a lo que necesitamos.
No debemos confundir las Partes del Self con las alternativas posibles a una decisión concreta. El problema no es necesitar dos cosas a la vez, «una parte de mi quiere ese trabajo… pero otra parte de mi piensa… «. El problema es no lograr poner orden en ello. Lo que ocurrirá cuando haya Partes del Self escindidas es que al intentar explorar cada una de las opciones aparecerá mucha emoción indiferenciada y contradictoria. Una maraña de emociones sin desplegar, poco claras y compitiendo entre ellas sin poder entregarnos información útil de las oportunidades que cada una de las alternativas nos ofrece.
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