Ayudar a personas que enfrentan una enfermedad implica abordar tanto aspectos prácticos como emocionales. La Terapia Focalizada en la Emoción (TFE) ofrece herramientas para trabajar a nivel profundo, ayudando a procesar emociones y aliviar el sufrimiento. Su objetivo no es eliminar el dolor, sino evitar que se convierta en sufrimiento excesivo, promoviendo esperanza, resiliencia y una mejor calidad de vida.
Dolor y sufrimiento emocional
El dolor físico y emocional puede convertirse en sufrimiento cuando no se maneja adecuadamente. Según la TFE, el sufrimiento surge de emociones desadaptativas como la culpa, la desesperanza o la vergüenza, que bloquean la adaptación. Trabajar directamente con estas emociones permite transformarlas en experiencias más adaptativas.
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Comprender las emociones
La TFE clasifica las emociones en:
- Primarias: Genuinas y directas, como tristeza ante una pérdida.
- Secundarias: Reacciones influenciadas por creencias o cultura, como culpa por sentirse triste.
- Instrumentales: Usadas para influir en otros, como fingir optimismo para no preocupar a familiares.
El trabajo terapéutico se centra en identificar y trabajar con las emociones primarias, mientras se gestionan las secundarias e instrumentales que bloquean el cambio emocional.
Intervenciones desde la TFE
- Crear un espacio seguro: Proporcionar confianza para que las personas expresen sus emociones sin temor. Esto permite acceder a emociones primarias auténticas.
- Diferenciar emociones: Ayudar a identificar qué emociones son primarias y cuáles están bloqueando el proceso, como reconocer tristeza genuina detrás de un enfado.
- Validar emociones primarias y necesidades: La validación ayuda a las personas a sentirse comprendidas y les permite identificar necesidades cruciales, como apoyo o cuidado.
- Trabajar bloqueos emocionales: Usar técnicas como Focusing, metáforas o diálogos internos para desbloquear emociones atrapadas, conectando con la experiencia interna.
Transformar el sufrimiento
La TFE facilita experiencias emocionales correctoras que transforman emociones desadaptativas en adaptativas. Por ejemplo, una persona puede resolver conflictos internos a través del trabajo con la silla vacía, dialogando con partes críticas o emociones pendientes relacionadas con relaciones pasadas. Este enfoque ayuda a liberar el malestar y a conectar con recursos internos y externos para fortalecer la resiliencia.
Promover emociones fortalecedoras
Además de transformar emociones, la TFE promueve el desarrollo de autocompasión y autoconsuelo para reducir la autocrítica. También fomenta emociones positivas a través de la validación en la relación terapéutica, el reconocimiento de valores y la expresión de sentimientos significativos. Estos cambios refuerzan el bienestar emocional y permiten a las personas replantear sus narrativas sobre sí mismas y la vida con la enfermedad.
El terapeuta como guía emocional
En la TFE, el terapeuta actúa como un acompañante que guía a las personas en su experiencia emocional. No se trata de «arreglar» el sufrimiento, sino de ayudarles a descubrir su capacidad interna para transformarlo. Este rol incluye:
- Escuchar activamente y reflejar emociones.
- Facilitar procesos emocionales con técnicas como el Focusing o el trabajo con sillas.
- Respetar el ritmo del paciente y fomentar su capacidad de cambio.
La TFE crea las condiciones para transformar el sufrimiento en propósito y permite reflexionar sobre la vida en un marco de aceptación y cambio emocional. Si este enfoque resuena contigo, puedes formarte para ofrecer esta ayuda a pacientes y familiares, transformando sus vidas desde la emoción.