El deporte promueve salud física y mental, pero puede ocultar riesgos como trastornos de conducta alimentaria (TCA), ortorexia y problemas relacionados con la dieta, el ejercicio y la imagen corporal. Estos desafíos son comunes en disciplinas donde el peso o la estética tienen un rol crucial. Como psicólogo/a deportivo/a, puedes identificar tempranamente estos problemas, ya sea porque los deportistas confían en ti, otros profesionales buscan orientación o detectas patrones preocupantes en su comportamiento.

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Más allá de los síntomas visibles

El perfeccionismo clínico, la autoexigencia extrema y el afecto negativo intenso suelen estar detrás de los TCA en deportistas. Además de los criterios diagnósticos del DSM, es fundamental explorar los procesos emocionales subyacentes. Señales de alerta incluyen:

  1. Conductas obsesivas: Contar calorías excesivamente, evitar comidas sociales o entrenar de forma desmedida.
  2. Perfeccionismo extremo: Un deseo de control sobre el cuerpo para regular emociones negativas.
  3. Emociones negativas intensas: Vergüenza, culpa o tristeza desproporcionadas ante errores mínimos.
  4. Aislamiento social: Evitar interacciones que interfieran con rutinas alimentarias o de entrenamiento.

Estos comportamientos suelen ocultar emociones primarias profundas como miedo, tristeza o insuficiencia, que deben abordarse en un entorno empático.

Estrategias para conversaciones difíciles

Abordar estos temas puede ser delicado, pero ciertas estrategias facilitan la apertura:

  1. Crear un entorno seguro: Usa un tono empático y muestra preocupación genuina: “He notado que estás muy enfocado/a en tu alimentación. ¿Podemos hablar de cómo te afecta?”
  2. Validar emociones secundarias: Si la persona reacciona con defensividad, valida sus respuestas, conecta con emociones subyacentes y justifica su necesidad de protección: “Entiendo que esto puede generar vergüenza. Es importante que sientas que no te juzgaré.”
  3. Realizar una valoración emocional: Identifica emociones bloqueadas o mal procesadas con preguntas como: “¿Qué sientes cuando no logras tus objetivos?” Además, explora voces críticas internas y su impacto en las relaciones e identidad.

Fundamentar una derivación eficaz

Una vez que el deportista comprende mejor sus emociones y dinámicas subyacentes, es más probable que acepte una derivación psicológica. Sin embargo, esta debe estar basada en una historia clara y una formulación de caso centrada en las emociones, lo que  aumenta la aceptación y facilita la intervención. Acompañar al deportista durante este proceso, con seguimiento empático, asegura que no se sienta abandonado.

El impacto de una intervención temprana

Identificar y abordar problemas como los TCA y la ortorexia a tiempo puede transformar la relación del deportista con la alimentación, el ejercicio y el deporte en general. Un enfoque centrado en la emoción ayuda a comprender y cambiar dinámicas subyacentes, promoviendo salud mental, física y prevención de recaídas. Este nivel de intervención es una habilidad valiosa para los/as psicólogos/as deportivos/as, ofreciendo herramientas que combinan prevención, tratamiento y conexión emocional. ¿Estás listo/a para implementarlo?

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